FRANCISCO
REDONDO MATEOS
Soldado
Tordelloso
(Guadalajara), 1877- Madrid, 3 de enero de 1897
Francisco Redondo fue uno de los muchos
soldados que fueron llamados al ejército para la defensa de las colonias
españolas en Ultramar a las que, mayoritariamente, acudían hijos de familias de
escasos recursos ya que quienes podían hacerlo pagaban a personas necesitadas
para que fuesen en su sustitución.
Nació en Tordelloso (Guadalajara), hijo de
agricultores pobres, y partió hacia Cuba, con otros jóvenes de la comarca en 1895.
Cuatro Vientos: El prodigioso vuelo de Barberán y Cóllar. La novela de una gesta única. El libro, pulsando aquí.
Fue repatriado a España, tras haber sufrido
heridas que terminarían con su muerte, en el mes de diciembre de 1896, gracias
a la iniciativa del periódico madrileño El Imparcial, que costeó el viaje de
este y algunos más, así como su traslado a un hospital, su tratamiento y,
finalmente, su entierro. Falleció poco después.
Aquél y el semanario guadalajareño La
Crónica, se hicieron eco de su entierro:
“Antes de ayer se verificó en Madrid el
entierro del soldado de Cuba, Francisco Redondo Mateo, de Tordelloso,
Guadalajara, que perteneció al regimiento de Infantería de Guipúzcoa.
A las diez de la mañana salió del sanatorio
de la Cruz Roja la carroza conduciendo el cadáver. Formaban el duelo los Sres.
D. Bruno Pascual Ruilópez, diputado por Sigüenza, a cuyo distrito pertenece el
pueblo en que nació Francisco Redondo; el Sr. Díez Vicario, representante de la
Cruz Roja; el Sr. Rey, practicante del Sanatorio, y un redactor de El
Imparcial.
De la carroza fúnebre pendía una artística
corona que la empresa de El Imparcial dedicaba a la memoria del soldado que
perdió en Cuba su salud en defensa de la patria.
En las cintas de la corona se leía esta
inscripción: “El Imparcial al soldado de Cuba Francisco Redondo”. Descanse en
paz”.
Sus
padre, dada su escasez de recursos económicos, no pudieron asistir al sepelio.
Días después recibieron del periódico de referencia un donativo de 25 pesetas, recaudadas
entre los lectores.
Tomás Gismera Velasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario