Político. Jurisconsulto. Escritor.
Checa (Guadalajara), 10 de agosto de 1795 –
Madrid, 23 de febrero de 1873.
Lorenzo
Arrazola García nació en Checa el 10 de agosto de 1795, dicen las crónicas que
en una familia de clase media dedicada a la agricultura.
De la mano de su tío José García Ugalde,
corregidor de Benavente, pasó a estudiar en aquella localidad, iniciándose en
el conocimiento de Latín y Humanidades. En Valderas estudió Filosofía y
Teología, y posteriormente Derecho Político, licenciándose también en
Jurisprudencia.
Contrajo matrimonio en 1829 con Micaela Guerrero
Barrio en Villanueva del Campo (Zamora), de cuyo matrimonio nacerían trece
hijos.
En 1835 fue designado procurador síndico en
Valladolid, comenzando a partir de entonces una intensa vida política con el
partido moderado, siendo designado Ministro de Gracia y Justicia, iniciando
entonces una carrera profesional y política que llegaría a su cima en 1864, al
ser nombrado Presidente del Consejo de Ministros.
Autor de un gran número de obras en prosa, sobre
la situación política y la filosofía, fue igualmente miembro de la práctica
totalidad de las Academias Reales.
Su biografía, hasta aquí esbozada, fue recogida
por los hombres de su tiempo al momento de su muerte, como resumen de lo que
fue su vida, según aquellas crónicas, fue:
“Uno de
los hombres más respetables y más dignos de elogio por su talento, aplicación y
honradez, cuya biografía es un ejemplo que puede servir de aliciente a muchos
jóvenes que por falta de recursos y de protección desconfían de obtener una
recompensa en el porvenir.
Su padre
era vizcaíno y aunque su madre pertenecía a una familia respetable ambos
carecían de recursos por lo que tuvieron que confiar la educación del joven a
su familiar José García Ugalde, con quien estudió latinidad, francés, retórica
y geografía en Benavente, de donde pasó a Valderas.
Acaeció
a revolución de 1820. Procuraba el nuevo Gobierno reformar el sistema de
instrucción y dispuso entre otras cosas que se crease una cátedra de
constitución en los seminarios y universidades. Faltaba en Valderas un profesor
y se encontró a Arrazola como uno de los jóvenes con más talento, y profesor
más distinguido.
Ocupado
se hallaba en estos estudios cuando le cupo la suerte de soldado en la última
quinta de la época constitucional. Invitóle su tío a que no abandonase el
seminario y le ofrecía rescatarle del servicio; pero lleno él de entusiasmo y
pundonorosa delicadeza, no aceptó la generosidad de su pariente y respondió gustoso
al llamamiento de la patria. El escolar dejó entonces los libros para tomar el
fusil, se despojó de los hábitos para tomar el uniforme y descendió de la
cátedra para marchar al campamento.
En las
filas, así como en el seminario cumplió con su deber; hizo la guerra en el
cuerpo de operaciones de Galicia y siguió la suerte que cupo a este ejército en
la invasión francesa de 1825.
Cuando
volvió de esta desgraciada campaña encontróse pobre y destituido de todo
auxilio, porque perseguido por liberal su tío el corregidor no podía
dispensarle la protección de otras veces. Sin embargo logró incorporarse en la
Universidad de Valladolid.
Recibió
los grados de Bachiller y de licenciado, y cuando los reyes Fernando VII y
María Josefa Amalia pasaban por Valladolid de regreso de Cataluña fue escogido
Arrazola para recibir el grado de doctor en presencia de los monarcas.
Al poco
tiempo ganó la cátedra de instituciones filosóficas, que sirvió hasta que los
negocios públicos lo trajeron a Madrid, y cuya propiedad ha conservado hasta
que le despojó de ella la Junta revolucionaria de Setiembre. También sirvió en
la misma Universidad de Valladolid la cátedra de elocuencia, y la de historia y
literatura.

En las
elecciones de 1837 le nombró su provincia de Valladolid, Diputado, y desde 1838
a 1840 se le ofreció la cartera de Gracia y Justicia. En 1844 fue nombrado
consejero de la Corona, y de nuevo regresó al ministerio de Gracia y Justicia
entre 1846 y 1849.
Después
de haber desempeñado durante algunos años la presidencia del Supremo Tribunal
de Justicia, fue también ministro en el último año del reinad de Isabel II,
exiliándose en Francia junto a muchos de los suyos”.
Aquello,
el exilio, sucedió después de haber sido ocho veces ministro bajo el reinado de
Isabel II. Y desempeñar, durante los últimos días del reinado de Isabel II, el
cargo de Presidente del Consejo de Ministros.
Fue
igualmente autor de numerosas obras en torno a la administración del Estado, y
la justicia, entre las que figuran: la Enciclopedia Española de Derecho y
Administración o Nuevo Teatro Universal de la
Legislación de España e Indias,
1848-, en varios volúmenes. Compuso en latín numerosos discursos de apertura de
la universidad de Valladolid, por ejemplo la del 1836 (Oratio in auguratione
studiorum Universitatis Vallisoletanae) y la Oratio in regia
vallisoletana universitate pro solemni studior: apertura (1839), así como
un Promptuarium in que praecipua et selectiora institutionum philosophicarum
continentur (1828). También se interesó por el vulcanismo (Ensayo sobre
volcanes y terremotos, 1829) y escribió un volumen de poemas: Poesías o
Cantos lúgubres a la sensible y prematura muerte de nuestra soberana María Josefa Amalia, 1829.
Falleció
en Madrid a las nueve y cuarto de la noche del 23 de febrero de 1873, a los 78
años de edad. Fue enterrado, igualmente en Madrid, la mañana del día 25, en el
cementerio de San Luis y San Ginés.
Tomás Gismera Velasco