Garciasol, Ramón de (1913-1994).
Poeta, ensayista y crítico
literario español, nacido en Humanes de Mohernando (Guadalajara) el 29
de septiembre de 1913, y fallecido en Madrid el 14 de mayo de 1994.
Aunque su verdadero nombre era el de Miguel Alonso Calvo, adoptó el
pseudónimo literario de Ramón de Garciasol para firmar una extensa,
lúcida y brillante producción poética que, heredera de las
preocupaciones humanas y sociales de algunos grandes poetas de la
Generación del 98 (como Miguel de Unamuno y Antonio Machado),
ahonda con depurado realismo en la ética del hombre contemporáneo y en
el problema de España durante la mayor parte del siglo XX. Dentro de
esta recurrente preocupación por la situación de su país, su obra acusa
también una notable influencia de la poesía de Francisco de Quevedo.
Nacido
en el seno de una humilde familia de artesanos dedicados a la
elaboración de alpargatas, pronto se vio forzado a tomar la aguja y el
dedal para contribuir con su esfuerzo al sustento del hogar familiar,
circunstancia que, lejos de apartarle de su innata vocación literaria,
fue interpretada años más tarde por el propio poeta como uno de los
primeros hitos de su trayectoria creativa: "Recuerdo que en mis
inicios y aprendizaje de zapatillero, cuando daba una mala puntada,
decía mi padre convincentemente: 'No seas chapucero Miguel, mejor que
hacer las cosas es rematarlas bien'. Fueron mis primeras lecciones de
estilo. Durante mis estudios jurídicos aprendí que no es lo mismo una
palabra que otra, que la sintaxis da fe de la intención: unos términos
conceden libertad, otros cárcel".
Pudo cursar, en efecto,
estudios superiores de Leyes merced a la temprana obtención de una beca
que vino a reconocer, tras su paso por la escuela primaria, su brillante
capacidad intelectual, y le permitió trasladarse a la capital alcarreña
para ingresar en el Instituto de Enseñanza Media, donde siguió
mostrando una especial inclinación hacia el estudio de las disciplinas
humanísticas. Siempre con el apoyo de estas ayudas externas (pues la
economía familiar no alcanzaba a cubrir grandes gastos), logró
matricularse en la Universidad Central de Madrid y obtener allí una
licenciatura en Derecho que, en un principio, habría de servirle de gran
utilidad a la hora de ganarse la vida, aunque el estallido de la Guerra
Civil truncó drásticamente las trayectorias profesionales de toda su
generación, cuando no trajo consecuencias mucho peores (el propio
Garciasol dio con sus huesos en la cárcel durante los últimos meses de
la contienda).
Coincidiendo, precisamente, con el inicio de la lucha armada había salido a la calle su primer volumen de versos, Poemas del tiempo nuevo (1936), publicado bajo su auténtico nombre de Miguel Alonso Calvo, al igual que su segunda entrega poética, titulada Alba de sangre
(1937). La aparición de estos dos poemarios propició que el joven poeta
alcarreño se integrase plenamente en los foros literarios de aquel
enrarecido Madrid de finales de los años treinta; y así, a comienzos de
la década siguiente Miguel Alonso Calvo figuraba ya entre los miembros
de "Juventud Creadora", un grupo de poetas noveles -la mayor parte de
ellos, falangistas- capitaneados por José García Nieto, entre los que se hallaban otros jóvenes autores como José María Valverde, Rafael Laffón, Pedro de Lorenzo, Jesús Juan Garcés y Jesús Revuelta. La fundación de la revista Garcilaso,
una de las principales publicaciones culturales de la post-guerra,
consolidó definitivamente a este grupo en el panorama literario de
aquellos difíciles años, lo que no fue óbice para que las respectivas
trayectorias poéticas de cada uno de sus integrantes evolucionasen
posteriormente por senderos muy variados. En el caso concreto de Ramón
de Garciasol, y a pesar de estos contactos iniciales con "Juventud
Creadora", cabe hablar de su pertenencia -como atinadamente ha señalado
el crítico astorgano Ricardo Gullón-
a la segunda oleada de la Generación del 36, es decir, a la nómina de
autores que se incorporaron a ésta después de la guerra (como los poetas
José Luis Cano y Dionisio Ridruejo, y los pensadores y ensayistas José Luis López Aranguren, Pedro Laín Entralgo, Julián Marías y José Manuel Blecua).
Lo
cierto es que su parentesco literario con sus compañeros de "Juventud
Creadora" fue meramente episódico, ya que la poesía serena y reflexiva
de Garciasol, heredera -como ya se ha indicado más arriba- de una buena
parte del legado de Unamuno y Machado, hace su verdadera irrupción a
comienzos de los años cincuenta, cuando el poeta alcarreño abandona
también su nombre de pila y sus apellidos auténticos para presentarse
como "Ramón de Garciasol", pseudónimo elegido intencionadamente para
indicar los nuevos derroteros por los que se conducirá a partir de
entonces su creación poética (según declaraciones del propio autor,
"Ramón" es para él aumentativo de "rama fuerte"; "García", un apellido
netamente español; y "sol", el símbolo de la esperanza). Entre estas
coordenadas -presencia recurrente del tema de España, fortaleza en la
contemplación de la realidad circundante y visión esperanzada de la
ética humana- hay que situar el auténtico origen (si exceptuamos
aquellas dos anecdóticas entregas iniciales) de la poesía de Ramón de
Garciasol, quien dejó arrinconada, junto a su nombre original, su
antigua profesión de abogado para consagrarse de lleno a la creación
literaria.
Surgen así, firmados ya por Ramón de Garciasol, algunos
de los poemarios más significativos de comienzos de los años cincuenta,
como Defensa del hombre (1950), Canciones (1952) y Palabras mayores (1952), a los que pronto vinieron a sumarse otras colecciones de versos que, como Tierras de España (Madrid: Rialp, 1955), Del amor de cada día (1956) y La madre
(Madrid: Espasa Calpe, 1958), le convirtieron en uno de los poetas más
fecundos de la década. Idéntica capacidad creativa mostró en el decenio
siguiente, en el que dio a la imprenta otros poemarios de gran hondura y
calidad, como Sangre de par en par (1960), Poemas de andar España (1962), Fuente serena (1964), Herido ver (1965), Antología provisional (Madrid: Aguilar, 1967) y Apelación al tiempo (Madrid: Espasa Calpe, 1968).
En
la década de los años setenta, la ya copiosa producción lírica de Ramón
de Garciasol se incrementó con otros poemarios tan relevantes como Del amor y del camino (Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional, 1970), Los que viven por sus manos (1970), A mi son (1972), Atila (1973), Poemas testamentarios (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973), Decido vivir (1976), Libro de Tobía (Madrid: Oriens, 1976), Mariuca (Madrid: Ediciones de Arte y Bibliofilia [Grupo Editorial Casariego], 1977) y Memoria amarga de la paz de España
(Madrid: Albia, 1978). Su inspirada musa poética se mantuvo igual de
activa en los años ochenta, cuando, después de dar a la imprenta tres
nuevas colecciones de versos tituladas Segunda selección de mis poemas (Madrid: Espasa Calpe, 1980), Escuela de la pobreza (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981) y Recado de El Escorial (Madrid: Diputación de Madrid, 1982), publicó, ya septuagenario, otros volúmenes líricos como Poemas alcarreños (1984), Testimonio de la palabra (Madrid: Ediciones de Arte y Bibliofilia [Grupo Editorial Casariego], 1984) y Notaría del tiempo
(Barcelona: Anthropos, 1985). Su vasta producción poética no se limita,
empero, a lo recogido en todos estos títulos, ya que Ramón de Garciasol
es autor asimismo de numerosos poemas sueltos que han visto la luz
entre las páginas de diferentes publicaciones periódicas, o en medio de
diversas antologías de la lírica española de la segunda mitad del siglo
XX. Muchos de sus poemas han sido traducidos a varios idiomas.
También
ha cultivado -bien es verdad que con menor dedicación- la prosa de
ficción, a la que ha aportado una espléndida recopilación de narraciones
breves, Las horas del amor y otras horas (Fuenlabrada [Madrid]: Magisterio Español, 1976), y Correo para la muerte
(Madrid: Espasa Calpe, 1973), donde mantiene una emotiva comunicación
epistolar con sus amigos fallecidos. Asimismo, son dignas de destacarse
sus obras de apuntes, recuerdos y memorias personales, como Diario de un trabajador (Madrid: Espasa Calpe, 1983), y su magnífica autobiografía Cuadernos de Miguel Alonso (1943-1983), publicada primero en la revista Anthropos (1989) y editada luego bajo el mismo título en formato de libro (Barcelona: Anthropos, 1991 [2 vols.]).
En
su faceta de ensayista, investigador y estudioso de la literatura
española de todos los tiempos, el escritor alcarreño ha destacado por
una rigurosa y apreciada obra crítica que ha tenido una amplia difusión
no sólo en España, sino también en numerosos países extranjeros (y,
fundamentalmente, en los Estados Unidos de América, donde Ramón de
Garciasol es bien conocido por su pertenencia, desde 1963, a la Hispanic
Society of America). Sus artículos y ensayos han aparecido en revistas
filológicas de ambos continentes, y sus volúmenes monográficos,
difundidos también en las dos orillas del Atlántico, le han revelado
como uno de los mejores conocedores de las Letras españolas del Siglo de
Oro (especialmente, en lo referido a las vidas y las obras de Cervantes y Quevedo).
Entre estos ensayos y estudios literarios de Ramón de Garciasol,
conviene destacar su espléndida investigación biográfica sobre la
peripecia del autor del Quijote, publicada bajo el título de Vida heroica de Miguel de Cervantes (1944), así como Una pregunta mal hecha: ¿qué es la poesía? (1954), Cervantes y el hombre actual (1966), Hombres de España: Cervantes (1968), Quevedo (Madrid: Espasa Calpe, 1976), Rubén Darío en sus versos (Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional, 1978), Unamuno: al hilo de 'Poesías', 1907 (Alcobendas [Madrid]: Sociedad General Española de Librería, 1980), Cervantes (Barcelona: Destino, 1982) y Claves de España: Cervantes y el Quijote.
Entre
los numerosos honores, distinciones y reconocimientos que jalonan su
dilatada trayectoria creativa e intelectual, cabe recordar aquí el
Premio Pedro Henríquez Ureña de la Asociación Cultural Iberoamericana
(1961); el Premio Fastenrath de la Real Academia Española de la Lengua
-otorgado a su ensayo titulado Lección de Rubén Darío-; el Premio Álamo de Poesía, por su libro Atila (1973); el Premio de la Asociación Café Marfil de Elche, concedido a su obra Libro de Tobía
(1976); y el Premio Rodrigo Caro de Poesía, convocado por el Colegio de
Abogados de Madrid, que recayó en su edición de 1986 en un poema de
Ramón de Garciasol titulado "Vaso con violetas".
A finales de 1989, la revista de documentación científica de la cultura Anthropos
le dedicó su número 103, bajo el título de "Memoria, pensamiento y
experiencia de una pasión". Unos meses después -concretamente, el día 18
de febrero de 1990- fue honrado en Italia con la medalla de Plata de la
Universidad de Turín, en el transcurso de un seminario dedicado a
Antonio Machado, en el que también fueron homenajeados con el mismo
distintivo los poetas españoles Rafael Alberti, José Hierro y Leopoldo de Luis.
Y el 25 de mayo de aquel mismo año, dentro de los actos organizados
para conmemorar el Día de la Región castellano-manchega, Ramón de
Garciasol fue honrado por sus paisanos con la entrega de la medalla de
oro de Castilla-La Mancha.
Estos homenajes y reconocimientos
tardíos vinieron a suavizar, en parte, los rigores en que transcurría su
vejez, en una época aciaga en la que, a la desgracia de haber
enviudado, se sumó la fatalidad de ir perdiendo la vista hasta quedarse
prácticamente ciego. Afectado por un fulminante derrame cerebral,
ingresó en el Hospital Clínico de Madrid en mayo de 1994, donde perdió
la vida a mediados de dicho mes.
J. R. Fernández de Cano.