Blog dedicado a la biografía breve de personajes destacados y curiosos de la provincia de Guadalajara, hasta el siglo XX, por Tomás Gismera Velasco.-correo: tgismeravelasco@gmail.com

viernes, abril 04, 2025

PASCUAL BAILÓN HERGUETA

 

MEMORIA DE PASCUAL BAILÓN HERGUETA

Hombre de ciencia y química en el Señorío de Molina

 

   Entre los numerosos hombres de ciencia que verán la luz en nuestra provincia a lo largo del siglo XIX, uno de ellos, quien en contadas ocasiones se ha asomado a las páginas de los libros, salvo los propios, fue don Pascual Benito Hergueta, molinés de nacimiento quien, desde su localidad natal, saltará al mundo de las ciencias y la química como uno de los más reputados farmacéuticos que, desde aquí, saltaron al panorama nacional.

 

Don Pascual Bailón Hergueta, el farmacéutico

   Nació Pascual Bailón Hergueta Megino en Molina de Aragón (Guadalajara) en 1815, hijo de Francisco Hergueta y Manuela Megino, llevando a cabo estudios de Farmacia en Madrid, donde obtuvo el título de licenciado en 1838, título que le será extendido el 7 de agosto de ese año, estableciéndose como farmacéutico en su localidad natal de Molina de Aragón al año siguiente; continuando la labor emprendida por alguno de sus familiares; que se ampliará a lo largo del tiempo a poblaciones vecinas, donde la familia tendrá gran predicamento.

   En Molina de Aragón ejercerá su profesión hasta el año 1887, en que se retiró de la vida pública, dejando la farmacia y abandonando Molina por la próxima población de Establés, en donde residirá por espacio de algún tiempo para, desde aquí, trasladarse a la vecina Tortuera, donde continuaría los estudios iniciados en Molina, continuados en Establés, y en donde le alcanzaría la muerte cuando el siglo XIX comenzaba a despedirse, el 3 de abril de 1896.

 

 


 

 

La labor de un hombre sabio

   No se dedicaban nuestros pasados farmacéuticos a despachar ungüentos y dar consejos a través de sus oficinas de farmacia, sino que, como químicos y maestros en la ciencia de sanar, dedicaron tiempo y empeño en la realización de aquellas “fórmulas magistrales” que numerosas de estas oficinas anunciaban. Estableciendo en sus trastiendas o reboticas auténticos laboratorios de los que salieron remedios para todo tipo de enfermedades. A través de su farmacia distribuyó numerosos remedios y preparados químicos para diferentes males, a los que dio la correspondiente publicidad a través de la prensa del momento, haciéndose un nombre en el mundo de la farmacopea en un tiempo en el que los trastornos más diversos acometían la salud de nuestros paisanos.

   De su laboratorio salió: “El Electuario titulado de Riaza, para extirpar las tercianas y cuartanas”, distribuido a partir de 1844; o los polvos “carminativo-digestivos, para curar las acédias, o vinagres, el dolo, vómitos, inapetencia y demás molestias digestivas”; no faltarán sus ensayos contra la hidrofobia, habitual entonces en cualquiera de nuestros pueblos, contagiada a los humanos por los animales, y tratada a través de las plantas, ensayando los remedios en su gabinete químico en 1876. Dedicando una parte de su actividad al estudio de las plantas curativas, experimentando numerosos remedios químicos con ellas, como vamos viendo.

 

ESTABLÉS, UN LIBRO PARA CONOCERLO, PULSANDO AQUÍ

el libro de Establés, aquí 

 

  Al margen de su dedicación a la química o la farmacopea tuvo una intensa vida local en el ámbito de Molina de Aragón y su comarca, como solía ser habitual en hombres de su talla, interviniendo en la vida política y social del municipio, engrosando las filas del partido progresista de Molina, afín a las ideas de Salustiano de Olózaga, siendo vicepresidente del Comité local; llegando a ser juez municipal, concejal de su Ayuntamiento a lo largo de la década de 1860; diputado provincial en 1868 durante la “revolución” de “La Gloriosa”, así llamada la de este año; revolución que terminaría con el reinado de Isabel II; siendo elegido Alcalde del municipio de Molina en el mes de enero de 1873, cargo que tendría que abandonar a finales del mismo año al ser destituido por el Gobernador civil de la provincia, al considerarle incompatibilidad con otros empleos municipales, ya que por entonces abastecía de medicamentos a la beneficencia municipal y ejercía como Juez suplente; perteneciendo igualmente a la notable e histórica Hermandad de Caballeros de Doña Blanca y Orden Militar de Nuestra Sra. del Carmen, siendo uno de sus responsables a partir de 1848.

   Sacando tiempo al tiempo, dedicándose sin abandonar el estudio o la química, a los escritos o la investigación en el mundo de las plantas, por algún espacio de tiempo, entre 1865 y 1867 fue igualmente Director y Profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Molina.

    También intervendrá ante la Reina Isabel II en 1860, junto a otros destacados molineses a fin de que el castillo-alcázar molinés se mantuviese como hoy lo conocemos; ya que por aquel tiempo algunos de nuestros paisanos consideraban que lo mejor era derribarlo y emplear sus piedras en otras artes, en evitación de males mayores, considerando la ruina a que el tiempo y las desdichas del siglo lo habían condenado.

   Su labor de farmacéutico de la Beneficencia, así como del entonces Hospital civil de Molina, le acarrearía innumerables desazones, ya que el Ayuntamiento dejaría de abonarle, por falta de fondos en las arcas municipales, sus servicios, lo que llevaría a numerosas reclamaciones judiciales, el cierre de la farmacia del Hospital en 1878 y, finalmente, la ruptura de relaciones con las autoridades locales, ante la acusación de aquellas de ser responsable del desorden administrativo y quiebra hospitalaria; lo que nuestro hombre nunca admitiría. Algo similar le sucedería en el municipio de Rillo, al que también atendía farmacéuticamente.

   Don Pascual tendrá un papel determinante en el Señorío molinés durante las epidemias de cólera morbo que asolaron la provincia de Guadalajara, y la tierra de Molina en particular, ante todo en los años 1855 y 1865, siendo crítico con las medidas adoptadas por el Gobierno en 1865, al decretarse una censura total a cuanto tuviese que ver con la epidemia, destacándose en sus escritos con agudas críticas a través del periódico oficial de la sociedad farmacéutica de socorros mutuos del Colegio de Farmacéuticos de Madrid: El Restaurador Farmacéutico. En 1855, se opondría a los acordonamientos y estrictas cuarentenas que dictaron algunos municipios de su subdelegación. Lo que impediría que no se pudiese llegar a tiempo a algunas poblaciones en las que el mal entró por la puerta grande y allí se quedó, dejando desatendidos a decenas de molineses.

   Sus abiertos desacuerdos harán que sea cesado como subdelegado de Farmacia y Sanidad en el Señorío, cargo que desempeñó en el partido judicial desde sus inicios como farmacéutico hasta su cese en 1857, cuando comenzó a valorarse el trabajo pasado, culpando de algunos males padecidos, más que a quienes lo combatieron, como hizo don Pascual, a quienes tenían la potestad de dictar leyes políticas para evitarlo, como sueles acaecer.

 

Hombre de letra y ciencia

   Colaboró con sus escritos, de química, flora y costumbres, en numerosas revistas y diarios de su tiempo, como El Mediodía, de Madrid; La Fuerza de un Pensamiento, defensora de la creación de un Cuerpo de Sanidad Civil en la España de 1862; El Diario Médico-Farmacéutico, el Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia; La España Médica; El Genio Quirúrgico; La Farmacia Española, etc. En ellos vieron la luz su “Catálogo de las plantas que viven en el partido de Molina”; “La Flora molinesa”, y, ante todo, la obra que lo hizo pasar a la posteridad de esta tierra el: “Breve estudio de las Maravillas de la Naturaleza, o descripción del paraje titulado de Nuestra Señora de la Hoz”

   Junto a estos, decenas de trabajos más, que aportaron y continúan haciéndolo, luz y ciencia a la tierra de Molina, quedando otros inéditos en la Real Academia de Farmacia, en Madrid, a la que los hizo llegar, como corresponsal que fue del Colegio de Farmacéuticos, en el partido.

   Sin duda, un hombre que merece el recuerdo, y nuestra memoria.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 4 de abril de 2024

 

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viernes, marzo 14, 2025

GABRIEL MARÍA VERGARA

 

DE APODOS, MOTES Y DECIRES

Que recogieron Guillermo Yangüela y Gabriel María Vergara, entre otros

 

   Titulaba don Guillermo Yangüela Pascual un interesante trabajo que vio la luz en la revista Atienza Ilustrada de 12 de marzo de 1898: “Aunque me peguen”, y de ello hablaba, de motes, apodos y decires. Don Guillermo Yangüela Pascual estaba entonces a punto de irse a cumplir con la Patria, puesto que este año entraba en quintas, había nacido en Atienza en 1880. Hubo un problema, don Guillermo no dio la talla. Por aquel tiempo nuestros hombres eran de escasa altura y, de los once mozos que en este 1898 pasaron por la sala del Ayuntamiento a cumplimentar papeles y “tallarse”, tan solo siete alcanzaron el mínimo reglamentario. Justo es decirlo, el tío abuelo de quien esto escribe, Santiago Velasco Marina, tampoco dio la talla, medía 1,54, si bien don Guillermo le ganó, se quedó en el 1,51; claro está que, al año siguiente, faltas las filas de soldados, a ambos se los llamó al Ejército.

   Don Guillermo, entre tanto, sirvió de guía a don Benito Pérez Galdós cuando por estos años visitó Atienza para ambientar en ella su novela más conocida por estas tierras, el “Narváez”, y le dio tiempo a colaborar en la Atienza Ilustrada de marras. Al regreso de su servicio a la Patria se estableció en Sigüenza al frente de su propia imprenta, La Minerva Editorial, si bien con el tiempo haría las maletas para establecerse definitivamente en Barcelona, donde falleció, a los 79 años de edad, el sábado 31 de octubre de 1959.

   Y escribió don Guillermo:

 

Es un hecho bien patente, / que hace muchísimos años, / y en todas partes, los pueblos/ que se encuentran colindando, / mutuamente se motejan, / con los apodos más raros…


 

Don Gabriel María Vergara y Martín

   Sin duda, a don Guillermo siguió en esto del apuntar apodos, don Gabriel María Vergara, que fue uno de nuestros grandes hombres de ciencia en cuanto a anotar costumbres, vivencias e incluso, motes o apodos, en un tiempo en el que, más que por el nombre, a los vecinos de cualquiera de nuestros pueblos se los conocía por el apodo.

   Vergara, quien a pesar de su nacimiento en el Madrid de 1869, pasó más de media vida en Guadalajara, donde ocupó la Catedra de Geografía e Historia del Instituto Brianda de Mendoza, se inició por los años finales del siglo XIX y comienzos del XX en esta parte del folklore o la etnografía provincial; en el apodo, el palabrerío o el refranerío.

   Dejó unos cuantos trabajos, en libro de imprenta, y en colaboraciones con numerosas revistas o semanarios, provinciales y nacionales, fruto de ese ir anotando palabras que compusiesen una especie de Diccionario de rarezas vocales.

   A él se debe quizá el mejor y más amplio trabajo en torno al apodo de pueblo a pueblo: “Apodos que se aplican a los naturales de algunas localidades de la provincia de Guadalajara, los habitantes de los pueblos próximos a ellas”. El estudio seguía en parte el ya mentado trabajito de don Guillermo Yangüela, y vio la luz en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares en 1947, muy a pesar de que ya para entonces había ido desgranando partes de esta investigación en la prensa nacional y provincial.

   A él, a don Gabriel María Vergara, también se debe otro de esos curiosos estudios que hoy se rebuscan en las bibliotecas: “Algunas palabras de uso corriente en la provincia de Guadalajara, que no se hallan en los diccionarios”. Y es que, hubo un tiempo, en que cada cual hablaba a su manera y, para nombrar el mismo objeto, nuestros pueblos utilizaban su propia definición.

   Hace algunos años, 2017, la Asociación Cultural Serranía de Guadalajara dio a la imprenta el “Vocabulario Popular Serrano de Guadalajara” que, con cientos de entradas, nos hace patente todo ello. Y es que, el vocabulario de nuestros mayores, tanto como los apodos, de no recogerse, van camino de perderse para siempre.

   Don Gabriel María Vergara recogió en sus “Apodos…”, de la A, a la Z, la mayoría de ellos, tan curiosos como: Barranquetes, Troneras o Rumbones, Pantorrilludos, Destrozapeines, Jorobados, Novillos o Grajos… apodos que dejamos a la libertad del lector, averiguar la población a que cada cual pertenece.

   En aquellos inicios del siglo, Vergara Martín colaboró con las principales Academias de la lengua Española, y con los hombres de ciencia y letra que buscaban nuestros orígenes. Su obra en la actualidad está diseminada por multitud de Bibliotecas, y apenas se tienen en cuenta los trabajos de investigación que dejó para la posteridad, tan importantes como nuestros monumentos, puesto que el léxico formó y lo continúa haciendo, parte de nuestras vidas, nuestros pueblos y cultura.

   Al día de hoy no son pocos los libritos que van apareciendo con los apodos con los que las familias fueron conocidas en algunas de las poblaciones que cubren los cuatro puntos cardinales del reino. Parte, sin duda, de nuestra cultura. Del mismo modo que se recogen los dialectos, o las jergas gremiales, de las que, en la provincia, nos queda la de esquiladores y tratantes del Señorío Molinés y parte del Ducado: La Migaña, o Mingaña, que tanto ha dado de qué hablar.

   Títulos históricos de Gabriel María Vergara fueron los “Cantares, refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales referentes a curas, frailes, monjas y sacristanes”, que dio a la imprenta en 1919; y también “Algunas cosas notables y curiosas de la provincia de Guadalajara”, de 1931.

 

 

HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

 

Y Yangüela Pascual

   Don Guillermo, quien se inició con anterioridad a don Gabriel en esto del apodeo, se centró únicamente en la comarca serrana de nuestra provincia, dejándonos alguno de los apodos de sus pueblos:

 

Así pues a los de Atienza/ (por mi pueblo comenzando), /por lo de La Bragadera, /hay quien les llama bragados

 

   Y se extenderá después para, uno a uno, darnos su definición: los de Gascueña, rigüedos; los de Riofrío, gatos; Hiendelaencina, malatos; y mansos, a los de Narros; de Alpedroches, alforjeros; Tordelloso, toledanos; Congostrina, cardadores; Casillas, los casillanos

   El Sr. Vergara escribió: “Uno de los estudios más interesantes de cuantos pueden hacerse de carácter folklórico, es el de los apodos”, ya que, a través de ellos, escribía, se viene al conocimiento de una parte de la historia oculta de nuestros pueblos, o de nuestras familias.

   Y D. Guillermo, ponía el punto final diciendo: 

 

…no sea que sin quererlo, /vaya a soltar un gazapo/ que me exponga a un lance serio/ o llevar un garrotazo;/ y al olerme a chamusquina, / hago mutis y me callo”.

 

   Sin duda, de Yangüela Pascual y de Vergara Martín tomaron nota otros escritores, tales que Pío Baroja para sus: “Canciones del suburbio, en donde añadió que “son los de Alarilla zorros/ los de Sayatón…/ los de Valdearenas…/ los de Rebollosa, cucos…” Dejamos que el lector acople apodo a los puntos suspensivos; como apodos puso en sus obras, a pueblos, personajes y paisajes, Camilo José Cela, retomando la línea de los anteriores.

   Apodo y palabrerío, parte no menos interesante, por menos estudiada, de nuestra cultura, que nos sirve para tener presente a uno de nuestros grandes folkloristas, Gabriel María Vergara Martín.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 14 de marzo de 2025

SEMBLANZAS DE ATIENZA

 

SEMBLANZAS DE ATIENZA

Nombres para su historia

 

 

 

   Puede que sea Atienza (Guadalajara), junto a Sigüenza, Brihuega y Molina de Aragón, una de las poblaciones con más historia de la hoy provincia de Guadalajara; mayor número de monumentos históricos, y mayor nómina de personajes que, desde la localidad han pasado a la historia, provincial y nacional.

   En las páginas siguientes recogemos una mínima nómina de nombres que hicieron historia. Por supuesto que no están todos, puesto que la nómina de personajes que hicieron historia en tiempo pasado, es infinita.

   Merecedores de páginas exclusivas son nombres como los de Juan Bravo, capitán comunero en Segovia, o del político Bruno Pascual Ruilópez, abocado al olvido.

   Nombres ligados a Atienza, por destino de oficio, que aquí hicieron historia, como Eduardo Contreras, quien desde su cargo en la oficina de Correos y Telégrafos colaboró intensamente en la vida cultural de Atienza, dejando su firma no sólo en la prensa provincial, también en la significativa revista “Atienza Ilustrada”.

   No pocos nombres históricos de Atienza fueron rescatados del olvido a través de la revista digital Atienza de los Juglares.

   Sin duda, a esta serie de nombres, los que completan esta “Semblanza”, para cuya confección hemos recurrido a las firmas y escritos conocidos, a fin de completar de ellos una mediana biografía, nunca enteramente lograda, seguirán más. Porque Atienza es grande en historia, monumentos, cultura y, por supuesto, gentes que hicieron historia. Como, de alguna manera, son los 175 nombres cuyas biografías o semblanzas se incluyen en esta obra.

 

 

 


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Detalles del LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0C63RZMKT
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 296 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8395904256
  • Peso del producto ‏ : ‎ 449 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.88 x 21.59 cm


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GUILLERMO YANGÜELA PASCUAL

 

DE APODOS, MOTES Y DECIRES

Que recogieron Guillermo Yangüela y Gabriel María Vergara, entre otros

 

   Titulaba don Guillermo Yangüela Pascual un interesante trabajo que vio la luz en la revista Atienza Ilustrada de 12 de marzo de 1898: “Aunque me peguen”, y de ello hablaba, de motes, apodos y decires. Don Guillermo Yangüela Pascual estaba entonces a punto de irse a cumplir con la Patria, puesto que este año entraba en quintas, había nacido en Atienza en 1880. Hubo un problema, don Guillermo no dio la talla. Por aquel tiempo nuestros hombres eran de escasa altura y, de los once mozos que en este 1898 pasaron por la sala del Ayuntamiento a cumplimentar papeles y “tallarse”, tan solo siete alcanzaron el mínimo reglamentario. Justo es decirlo, el tío abuelo de quien esto escribe, Santiago Velasco Marina, tampoco dio la talla, medía 1,54, si bien don Guillermo le ganó, se quedó en el 1,51; claro está que, al año siguiente, faltas las filas de soldados, a ambos se los llamó al Ejército.

   Don Guillermo, entre tanto, sirvió de guía a don Benito Pérez Galdós cuando por estos años visitó Atienza para ambientar en ella su novela más conocida por estas tierras, el “Narváez”, y le dio tiempo a colaborar en la Atienza Ilustrada de marras. Al regreso de su servicio a la Patria se estableció en Sigüenza al frente de su propia imprenta, La Minerva Editorial, si bien con el tiempo haría las maletas para establecerse definitivamente en Barcelona, donde falleció, a los 79 años de edad, el sábado 31 de octubre de 1959.

   Y escribió don Guillermo:

 

Es un hecho bien patente, / que hace muchísimos años, / y en todas partes, los pueblos/ que se encuentran colindando, / mutuamente se motejan, / con los apodos más raros…


 

Don Gabriel María Vergara y Martín

   Sin duda, a don Guillermo siguió en esto del apuntar apodos, don Gabriel María Vergara, que fue uno de nuestros grandes hombres de ciencia en cuanto a anotar costumbres, vivencias e incluso, motes o apodos, en un tiempo en el que, más que por el nombre, a los vecinos de cualquiera de nuestros pueblos se los conocía por el apodo.

   Vergara, quien a pesar de su nacimiento en el Madrid de 1869, pasó más de media vida en Guadalajara, donde ocupó la Catedra de Geografía e Historia del Instituto Brianda de Mendoza, se inició por los años finales del siglo XIX y comienzos del XX en esta parte del folklore o la etnografía provincial; en el apodo, el palabrerío o el refranerío.

   Dejó unos cuantos trabajos, en libro de imprenta, y en colaboraciones con numerosas revistas o semanarios, provinciales y nacionales, fruto de ese ir anotando palabras que compusiesen una especie de Diccionario de rarezas vocales.

   A él se debe quizá el mejor y más amplio trabajo en torno al apodo de pueblo a pueblo: “Apodos que se aplican a los naturales de algunas localidades de la provincia de Guadalajara, los habitantes de los pueblos próximos a ellas”. El estudio seguía en parte el ya mentado trabajito de don Guillermo Yangüela, y vio la luz en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares en 1947, muy a pesar de que ya para entonces había ido desgranando partes de esta investigación en la prensa nacional y provincial.

   A él, a don Gabriel María Vergara, también se debe otro de esos curiosos estudios que hoy se rebuscan en las bibliotecas: “Algunas palabras de uso corriente en la provincia de Guadalajara, que no se hallan en los diccionarios”. Y es que, hubo un tiempo, en que cada cual hablaba a su manera y, para nombrar el mismo objeto, nuestros pueblos utilizaban su propia definición.

   Hace algunos años, 2017, la Asociación Cultural Serranía de Guadalajara dio a la imprenta el “Vocabulario Popular Serrano de Guadalajara” que, con cientos de entradas, nos hace patente todo ello. Y es que, el vocabulario de nuestros mayores, tanto como los apodos, de no recogerse, van camino de perderse para siempre.

   Don Gabriel María Vergara recogió en sus “Apodos…”, de la A, a la Z, la mayoría de ellos, tan curiosos como: Barranquetes, Troneras o Rumbones, Pantorrilludos, Destrozapeines, Jorobados, Novillos o Grajos… apodos que dejamos a la libertad del lector, averiguar la población a que cada cual pertenece.

   En aquellos inicios del siglo, Vergara Martín colaboró con las principales Academias de la lengua Española, y con los hombres de ciencia y letra que buscaban nuestros orígenes. Su obra en la actualidad está diseminada por multitud de Bibliotecas, y apenas se tienen en cuenta los trabajos de investigación que dejó para la posteridad, tan importantes como nuestros monumentos, puesto que el léxico formó y lo continúa haciendo, parte de nuestras vidas, nuestros pueblos y cultura.

   Al día de hoy no son pocos los libritos que van apareciendo con los apodos con los que las familias fueron conocidas en algunas de las poblaciones que cubren los cuatro puntos cardinales del reino. Parte, sin duda, de nuestra cultura. Del mismo modo que se recogen los dialectos, o las jergas gremiales, de las que, en la provincia, nos queda la de esquiladores y tratantes del Señorío Molinés y parte del Ducado: La Migaña, o Mingaña, que tanto ha dado de qué hablar.

   Títulos históricos de Gabriel María Vergara fueron los “Cantares, refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales referentes a curas, frailes, monjas y sacristanes”, que dio a la imprenta en 1919; y también “Algunas cosas notables y curiosas de la provincia de Guadalajara”, de 1931.

 

 

HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

 

Y Yangüela Pascual

   Don Guillermo, quien se inició con anterioridad a don Gabriel en esto del apodeo, se centró únicamente en la comarca serrana de nuestra provincia, dejándonos alguno de los apodos de sus pueblos:

 

Así pues a los de Atienza/ (por mi pueblo comenzando), /por lo de La Bragadera, /hay quien les llama bragados

 

   Y se extenderá después para, uno a uno, darnos su definición: los de Gascueña, rigüedos; los de Riofrío, gatos; Hiendelaencina, malatos; y mansos, a los de Narros; de Alpedroches, alforjeros; Tordelloso, toledanos; Congostrina, cardadores; Casillas, los casillanos

   El Sr. Vergara escribió: “Uno de los estudios más interesantes de cuantos pueden hacerse de carácter folklórico, es el de los apodos”, ya que, a través de ellos, escribía, se viene al conocimiento de una parte de la historia oculta de nuestros pueblos, o de nuestras familias.

   Y D. Guillermo, ponía el punto final diciendo: 

 

…no sea que sin quererlo, /vaya a soltar un gazapo/ que me exponga a un lance serio/ o llevar un garrotazo;/ y al olerme a chamusquina, / hago mutis y me callo”.

 

   Sin duda, de Yangüela Pascual y de Vergara Martín tomaron nota otros escritores, tales que Pío Baroja para sus: “Canciones del suburbio, en donde añadió que “son los de Alarilla zorros/ los de Sayatón…/ los de Valdearenas…/ los de Rebollosa, cucos…” Dejamos que el lector acople apodo a los puntos suspensivos; como apodos puso en sus obras, a pueblos, personajes y paisajes, Camilo José Cela, retomando la línea de los anteriores.

   Apodo y palabrerío, parte no menos interesante, por menos estudiada, de nuestra cultura, que nos sirve para tener presente a uno de nuestros grandes folkloristas, Gabriel María Vergara Martín.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 14 de marzo de 2025

SEMBLANZAS DE ATIENZA

 

SEMBLANZAS DE ATIENZA

Nombres para su historia

 

 

 

   Puede que sea Atienza (Guadalajara), junto a Sigüenza, Brihuega y Molina de Aragón, una de las poblaciones con más historia de la hoy provincia de Guadalajara; mayor número de monumentos históricos, y mayor nómina de personajes que, desde la localidad han pasado a la historia, provincial y nacional.

   En las páginas siguientes recogemos una mínima nómina de nombres que hicieron historia. Por supuesto que no están todos, puesto que la nómina de personajes que hicieron historia en tiempo pasado, es infinita.

   Merecedores de páginas exclusivas son nombres como los de Juan Bravo, capitán comunero en Segovia, o del político Bruno Pascual Ruilópez, abocado al olvido.

   Nombres ligados a Atienza, por destino de oficio, que aquí hicieron historia, como Eduardo Contreras, quien desde su cargo en la oficina de Correos y Telégrafos colaboró intensamente en la vida cultural de Atienza, dejando su firma no sólo en la prensa provincial, también en la significativa revista “Atienza Ilustrada”.

   No pocos nombres históricos de Atienza fueron rescatados del olvido a través de la revista digital Atienza de los Juglares.

   Sin duda, a esta serie de nombres, los que completan esta “Semblanza”, para cuya confección hemos recurrido a las firmas y escritos conocidos, a fin de completar de ellos una mediana biografía, nunca enteramente lograda, seguirán más. Porque Atienza es grande en historia, monumentos, cultura y, por supuesto, gentes que hicieron historia. Como, de alguna manera, son los 175 nombres cuyas biografías o semblanzas se incluyen en esta obra.

 

 

 


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Detalles del LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0C63RZMKT
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 296 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8395904256
  • Peso del producto ‏ : ‎ 449 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.88 x 21.59 cm


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