Torero. Político
Elgóibar (Guipúzcoa), 10 de octubre de
1856 – Madrid, 23 de abril de 1826
Hijo
de un ingeniero italiano y de madre vasca, vivió y estudió en Italia durante su
infancia y adolescencia, obteniendo el grado de bachiller en Artes. Regresó a
España como secretario en el cortejo de Amadeo de Saboya. Ingresó en la
compañía de ferrocarriles El Mediodía, y a finales de la década de 1870 comenzó
a destacar como matador de toros. Su formación cultural, inusual en los toreros
de la época, le hizo ganarse el apodo de señorito loco. Tras un periodo de
novillero, confirmó su alternativa en Madrid de manos de Lagartijo, el 29 de
mayo de 1884.
Coincidió
con el periodo de dominio absoluto del Rafael Guerra, Guerrita y también
alternó con los míticos Lagartijo y Frascuelo, que se encontraban en la recta
final de sus carreras. A Mazzantini, ya apodado don Luis, se le recuerda por su
singular personalidad dentro y fuera de las plazas y técnicamente como un gran
estoqueador. También son recordadas las anécdotas que sobre él contaba el
Guerra, su antagonista en la plaza, y por haber logrado imponer el sorteo de
los toros, ya que hasta entonces el principal matador (siempre Guerrita), con
el beneplácito del ganadero, escogía las reses que deseaba torear, lo que
perjudicaba a los demás matadores. También logró mejoras en los honorarios de
los diestros. Mató casi 3000 toros y llegó a ganar seis mil pesetas por corrida
en la última década del siglo XIX.
Fue
muy popular en su época, vestía muy elegante y se codeaba con la alta sociedad.
También tenía amigos artistas, frecuentaba la ópera y las tertulias literarias.
Se
cortó la coleta al morir su esposa, en febrero de 1905. Una vez retirado de los
ruedos, Mazzantini, de tendencia monárquica, se dedicó a una brillante carrera
política. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid, teniente de alcalde,
miembro de la Diputación Provincial y gobernador civil de Guadalajara y de
Ávila.
Según
él mismo reconoció en una visita oficial a la localidad, ya como Gobernador
civil de la provincia de Guadalajara, y ante el pueblo de Jadraque, allí se
vistió por vez primera de luces. La confesión la realizó en el mes de
septiembre de 1919:
“Ahí abajo, en esa plaza donde ahora
bulle alegre la juventud, vestí por vez primera el traje de luces, traje que
apenas pude alquilar, pues el humilde sueldo de jefe de estación que disfrutaba
no consentía ahorros. Aquí cobré las primeras monedas, aquí recibí las primeras
satisfacciones con los aplausos calurosos del público. Aquí, en Jadraque, dio
comienzo mi vida de acción…”
Fue
Gobernador civil de Guadalajara entre los meses de agosto de 1919 y enero de
1920.
Murió
en Madrid, el 23 de abril de 1926.
Tomás
Gismera Velasco