sábado, mayo 10, 2025

NICOLÁS DE ISIDRO GARCÍA DE LA PLAZUELA

 

 

NICOLÁS DE ISIDRO, EL MARISCAL DE USANOS

De la Guerra de la Independencia, a las luchas carlistas

 

   Entre los personajes que destacaron pasados tiempos en la villa de Usanos, uno de ellos fue Nicolás Ezequiel de Isidro García de la Plazuela, que alcanzó los grados de Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos; y fue, además, Caballero de la Real Orden de San Hermenegildo; recibiendo las condecoraciones de la Cruz de la Fidelidad Militar y la Estrella del Norte, entre otras; siendo Ministro Superior del Tribunal de la Santa Hermandad Real y Vieja de la Muy Noble y Leal Ciudad de Ciudad Real; Comandante General del Principado de Asturias; Presidente de la Comisión de Revisión de Agravios del Principado; Individuo Honorario y de Número de la Sociedad Económica de Amigos del País; Jefe de la 4ª Brigada de Voluntarios Realistas; Subdelegado Principal de Policía… Sus pasos, en el mundo militar, con letras de molde, los comenzó a dar al lado de quien ha pasado a la historia como El Empecinado, cuando los franceses invadieron nuestra tierra.

   No fue el único miembro de su familia que inscribiría su nombre en los anales en aquellos inicios del siglo XIX, también alguno de sus hermanos, entre ellos Dionisio Jorge, quien fue capellán de los Tiradores de Sigüenza y alcanzó el grado de Capellán Mayor Castrense en febrero de 1811. Destacó en acciones guerrilleras durante la incursión de Juan Martín en la Tierra de Buitrago y en el Real de Manzanares en julio de 1812, cuando Isidro se vio cercado y liberado gracias a la caballería de José Mondedeu. Dionisio fue herido en la cabeza en la lucha durante la toma de Cuenca el 13 y 14 de agosto de 1812, contrayendo un doloroso reúma que le inutilizó para el servicio, siendo licenciado y pasando a ejercer como sacerdote. Se había ordenado el 16 de abril de 1808.


 

 

Las gestas de un hombre de acción

   Nicolás de Isidro nació en Usanos el 10 de abril de 1789, alistándose voluntariamente en el ejército el 24 de junio de 1803; por entonces España, como en tantas otras ocasiones, se encontraba en guerra. Más adelante formó parte de las tropas que al mando del marqués de la Romana, envió Godoy en 1806 a Dinamarca, como consecuencia de la alianza establecida con Napoleón. Siendo, tras la sublevación de 1808, cuando gran parte de estas tropas lograron escapar en buques ingleses regresando a España. Nicolás, entonces sargento, fue capturado y hecho prisionero en Hamburgo (Alemania), pero logró fugarse y por aquí estaba cuando el 4 de diciembre de 1809, se presentó a la Junta de Guadalajara, que le concedió el grado de teniente, encargándole volar el puente de Almazán (Soria), poniendo a su mando un centenar de hombres con el fin de hostilizar las tropas imperiales. A su partida se incorporaron su hermano Dionisio y su cuñado Juan Sanz. Cuando el Empecinado aceptó en Ayllón la solicitud de la Junta de Guadalajara y Sigüenza y se desplazó el 11 de septiembre de 1809 a Guadalajara, y poco a poco se pusieron bajo su mando gran parte de las diferentes partidas que actuaban en la provincia, como será el caso de las de Vicente Sardina y Nicolás de Isidro.

   A partir de aquí, las acciones de uno y otro se multiplicarán por los cuatro puntos cardinales de la provincia, y fuera de ella; encargándose el de Usanos, entre los meses de enero a marzo de 1810, de organizar y mandar uno de los batallones dependientes del brigadier, el de los “Tiradores de Sigüenza”, donde no solo mostró su valor durante la contienda sino también su capacidad para adiestrar y organizar nuevas tropas de infantería. Con su propio batallón, Nicolás de Isidro se distinguiría en batallas como las de Cogolludo, el 9 de octubre de 1810 o, en el mismo año, las de Trillo, el 14 de junio, o Jadraque, el día 12; cubriendo la retirada de la Junta de Guadalajara de Villar de Cobeta a Huertahernando.  No todo fueron glorias, también sufrió alguna que otra derrota, como la del Rebollar de Sigüenza, en el mes de febrero de 1812; y parte tuvo en la sublevación que en Sigüenza llevaron a cabo las tropas bajo su mando, para enfrentarse al brigadier Juan Martín, que a punto estuvo de perder el mando, y la honra

   El profesor y amigo Juan Luis García de Paz, seguidor de sus pasos por las batallas provinciales, nos dejó escrito que con los Tiradores de Sigüenza recuperó en Las Inviernas, el 21 de mayo de 1812, gran parte de lo que los franceses saquearon en aquellos días por Sigüenza; y que, expulsados prácticamente los franceses de tierras de Guadalajara, combatió por el Levante y los alrededores de Madrid, hasta que la guerra llegó a su final.

 

EL LIBRO DE USANOS, PULSANDO AQUÍ

 Más sobre Usanos, pulsando aquí

 

 

Al servicio del rey, y de la reina

   Nicolás de Isidro, al contrario que otros numerosos guerrilleros, no abandonó el uniforme militar, sino que continuó en el ejército, destinado en el Regimiento Imperial; tomando parte en las luchas internas que dentro del reino se producirán durante el llamado Trienio Liberal, siempre al servicio de la tropas realistas; tomando parte, junto al general Bessieres, a cuyo Estado Mayor pertenecerá, en algunas acciones que tienen lugar en Guadalajara y Aragón; coincidiendo con otro antiguo guerrillero, José Mondedeu, quien comandará los Lanceros Reales, derrotando en Brihuega, el 24 de enero de 1823, a las tropas del general O`Daly, y, en consecuencia, a los liberales. También en Guadalajara tendrá lugar otro enfrentamiento con quien fuese su antiguo comandante, Juan Martín el Empecinado. Los antiguos compañeros de guerrilla luchan ahora en bandos contrarios, mientras que Nicolás de Isidro lo hace por el Rey, el Empecinado lo hará por la abolición del absolutismo. Acciones estas que, junto a las que protagoniza a lo largo del año, hasta la derrota total de los constitucionalistas con la entrada en España de los Cien Mil Hijos de San Luis, llevan a nuestro hombre de ascenso en ascenso, hasta obtener los grados de brigadier de Infantería primero, y mariscal de campo después; haciendo crecer su hoja de servicios; una hoja de servicios que lo llevan, en 1825, a ser nombrado Gobernador de la Mancha; unos años después, en 1830, el nombramiento será para comandar el Principado de Asturias, donde le llegará la noticia de la muerte del Rey. Previamente, trató de aplastar los movimientos dirigidos a la proclamación de la Ley Sálica que nombraba heredera a Isabel II, rompiendo la línea hereditaria masculina a la corona.

   En Asturias será uno de los principales generales al servicio de la niña reina, muerto Fernando VII y declarada la primera Guerra Carlista; durante ella ocupará diferentes destinos, en la propia Asturias y más adelante en Málaga, donde provocó las revueltas del pueblo cuando ordenó, en 1835, prohibir las chirigotas y comparsas populares, decretándolas como música subversiva. El pueblo se alzó contra él, siendo sitiado en su casa. Sitio que no se levantó hasta que anunció su dimisión y marcha de la capital, huyendo a Granada con una escolta de seguridad.

   No por ello concluyó su lucha contra los partidarios del autoproclamado Carlos V, como comandante general de Ciudad Real en 1837 y, un año después, de Zamora; para regresar a Madrid al término de la guerra, como Capitán General Interino y Gobernador Militar, siendo depuesto en el mes de febrero de 1840.

   Todavía continuó la vida militar, en las capitanías generales de Zamora y La Coruña. No se hallaba enteramente pacificada España cuando, desde la Capitanía General de Galicia, en 1843, colgó la espada para retirarse a Madrid, donde le alcanzaría la muerte diez años después, en 1852.

   Sin duda que fue un hombre de acción.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara  en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/Guadalajara, 9 de mayo de 2025

 

JUAN MARTÍN EL EMPECINADO, Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN GUADALAJARA

 

JUAN MARTÍN EL EMPECINADO

Y La Guerra de la Independencia en Guadalajara

 

    El día 2 de mayo de 1808 en las primeras horas de la mañana, y desde mucho antes del amanecer, hay en Madrid un inusual movimiento de carruajes en torno al Palacio Real que, dadas las circunstancias por las que últimamente atraviesa el reino, no pasan desapercibidos para los vecinos.

   Las puertas del Palacio Real se encuentran abiertas desde que comenzó a clarear y los cocheros parecen estar dispuestos para lo que aparenta ser un largo viaje.

   Los rumores de que los últimos miembros que quedan de la familia real se disponen a abandonar el edificio corren por los alrededores como un reguero de pólvora, y ese rumor es suficiente para que se vayan congregando a su alrededor un buen número de madrileños, que siguen con atención todo cuando ocurre en el entorno.

   Alrededor de las nueve de la mañana la reina viuda de Etruria, por su matrimonio con Luis de Parma, Su Alteza Real doña María Luisa de Borbón, junto a sus hijos, sale de Palacio y ocupa el primer carruaje, y sin que nadie se interponga en su camino ni aparente la más mínima ira, sale del recinto; eso sí la sigue la mirada curiosa de un buen número de ciudadanos que se apartan a su paso. 

   A la Infanta de España, puesto que lo es por hija del rey Carlos IV, los tratos secretos hechos con Joaquín Murat, quien ya se veía coronado rey de España, la han granjeado la antipatía del pueblo de Madrid, que no reacciona ante su partida.

   Meses después Juan Martín Díaz, a quien apodarían El Empecinado, llegaría a la Provincia de Guadalajara para convertirse en el primer guerrillero contra los invasores, hasta ser conocido como “El terror de los franceses”.

   La Guerra de la Independencia en la provincia de Guadalajara ha sido ampliamente estudiada por Anselmo Arenas López a través de su “Historia del Levantamiento de Molina de Aragón y su Señorío en Mayo de 1808, y guerras de su Independencia” (Valencia, 1913), a cuyos textos nos remitimos en cuanto hace al Señorío molinés; no faltando en cuanto a la provincia en general, los trabajos que en torno a este periodo desarrolló el historiador José Luis García de Paz, principalmente: “La Guerra de la Independencia en Guadalajara y Tendilla” (Revista de Estudios Wad-Al-Hayara; núms. 35, 36 y 37; años 2008, 2009 y 2010); tampoco dejamos de lado la obra biográfica en torno a Juan Martín Díaz: “Juan Martín El Empecinado; Terror de los Franceses”; de Florentino Hernández Girbal (Madrid, 1985).

   A través de la obra iremos descubriendo, hasta donde nos sea posible, sus acciones por los pueblos de una Provincia de Guadalajara que quedó, durante los años que mediaron entre 1808 y 1814, bajo el dominio francés, combatido por Juan Martín y sus hombres, los guerrilleros del Empecinado.

 


 Juan Martín el Empecinado, y la Guerra de la Independencia en Guadalajara, el libro, pulsando aquí

SUMARIO:

-I-

MADRID, 2 DE MAYO de 1808

El alzamiento del pueblo de Madrid /13

-II-

EL GUERRILLERO JUAN MARTÍN DIEZ

El Empecinado /33

-III-

LA JUNTA DE DEFENSA DE GUADALAJARA

La lucha por la libertad de la provincia / 43

-IV-

JUAN MARTÍN

La pesadilla de Guadalajara contra los franceses / 59

-V-

LA CAZA DEL GUERRILLERO.

El Imperio contra la guerrilla / 87

-VI-

DIVIDE Y VENCERAS

Amigos y enemigos / 135

-VII-

UNA PRIMAVERA DE INTRIGAS Y QUEBRANTOS

La guerrilla imprescindible / 193

-VIII-

ENTRE LA GLORIA Y LA MISERIA

El triunfo y el fracaso / 209

-IX-

LAS VICTORIAS DE LOS MUERTOS

Nunca des nada por perdido / 227

-X-

EL REY HA VUELTO

¡Viva el Rey! / 277

-XI-

JUAN MARTÍN EL EMPECINADO

El primer guerrillero / 295

-XII-

LOS OTROS HÉROES DE LA GUERRA

Los Guerrilleros / 303

 

 


 Juan Martín el Empecinado, y la Guerra de la Independencia en Guadalajara, el libro, pulsando aquí

 

 

 

 

 

   El día 2 de mayo de 1808 en las primeras horas de la mañana, y desde mucho antes del amanecer, hay en Madrid un inusual movimiento de carruajes en torno al Palacio Real que, dadas las circunstancias por las que últimamente atraviesa el reino, no pasan desapercibidos para los vecinos.

   Las puertas del Palacio Real se encuentran abiertas desde que comenzó a clarear y los cocheros parecen estar dispuestos para lo que aparenta ser un largo viaje.

   Los rumores de que los últimos miembros que quedan de la familia real se disponen a abandonar el edificio corren por los alrededores como un reguero de pólvora, y ese rumor es suficiente para que se vayan congregando a su alrededor un buen número de madrileños, que siguen con atención todo cuando ocurre en el entorno.

   Alrededor de las nueve de la mañana la reina viuda de Etruria, por su matrimonio con Luis de Parma, Su Alteza Real doña María Luisa de Borbón, junto a sus hijos, sale de Palacio y ocupa el primer carruaje, y sin que nadie se interponga en su camino ni aparente la más mínima ira, sale del recinto; eso sí la sigue la mirada curiosa de un buen número de ciudadanos que se apartan a su paso. 

   A la Infanta de España, puesto que lo es por hija del rey Carlos IV, los tratos secretos hechos con Joaquín Murat, quien ya se veía coronado rey de España, la han granjeado la antipatía del pueblo de Madrid, que no reacciona ante su partida.

   Meses después Juan Martín Díaz, a quien apodarían El Empecinado, llegaría a la Provincia de Guadalajara para convertirse en el primer guerrillero contra los invasores, hasta ser conocido como “El terror de los franceses”.

   La Guerra de la Independencia en la provincia de Guadalajara ha sido ampliamente estudiada por Anselmo Arenas López a través de su “Historia del Levantamiento de Molina de Aragón y su Señorío en Mayo de 1808, y guerras de su Independencia” (Valencia, 1913), a cuyos textos nos remitimos en cuanto hace al Señorío molinés; no faltando en cuanto a la provincia en general, los trabajos que en torno a este periodo desarrolló el historiador José Luis García de Paz, principalmente: “La Guerra de la Independencia en Guadalajara y Tendilla” (Revista de Estudios Wad-Al-Hayara; núms. 35, 36 y 37; años 2008, 2009 y 2010); tampoco dejamos de lado la obra biográfica en torno a Juan Martín Díaz: “Juan Martín El Empecinado; Terror de los Franceses”; de Florentino Hernández Girbal (Madrid, 1985).

   A través de la obra iremos descubriendo, hasta donde nos sea posible, sus acciones por los pueblos de una Provincia de Guadalajara que quedó, durante los años que mediaron entre 1808 y 1814, bajo el dominio francés, combatido por Juan Martín y sus hombres, los guerrilleros del Empecinado.

 

 

 


 Juan Martín el Empecinado, y la Guerra de la Independencia en Guadalajara, el libro, pulsando aquí


 

 

   Tras la firma del tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), España fue ocupada poco a poco por tropas francesas que se dirigían a invadir Portugal, puesto que esta nación no obedecía el bloqueo continental a Inglaterra decretado por el emperador francés Napoleón Bonaparte en 1806. La familia real portuguesa y la corte se marcharon el 29 de noviembre a Brasil. Poco a poco fueron ocupándose por tropas francesas, de grado o con engaño, las posiciones estratégicas en España, como Pamplona, Barcelona, Figueras, San Sebastián, Burgos, etc. Todo ello ante la pasividad del rey Carlos IV y su primer ministro Manuel Godoy.

   Debido al motín de Aranjuez, el 17 de marzo de 1808, Godoy fue depuesto y Carlos IV obligado a abdicar el 19 en su hijo Fernando VII. Precisados todos los anteriores del apoyo de Napoleón, este les atrajo a una reunión en Bayona donde, el 5 y el 6 de mayo, Fernando devolvió la corona a su padre y este la cedió a Napoleón, el cual se la entregó el 6 de junio a su hermano José Bonaparte. Mientras, sucedieron diversos pequeños movimientos contra las tropas francesas que culminaron en la rebelión madrileña el 2 de mayo de 1808, reprimida duramente por el general Joachin Murat. Poco a poco se fueron levantando y organizando las provincias españolas, y la declaración formal de guerra contra Napoleón se producen Sevilla el 6 de junio. Comisionados españoles enviados desde Asturias a Londres establecieron una alianza con Inglaterra contra Napoleón el 15 de junio. La guerra era un hecho cuando José Bonaparte es entronizado rey el 7 de julio, tras jurar la Constitución de Bayona, y llega a Madrid el 20. Tras la primera retirada francesa, en Guadalajara su ayuntamiento proclama como rey a Fernando VII el 17 de septiembre de 1808. El 14 de enero de 1809, Inglaterra reconoció en un tratado a Fernando VII como rey de España.

 

  (La Guerra de la Independencia en Guadalajara y Tendilla; José Luis García de Paz. Wad-Al-Hayara; núm. 35, 36 y 37; 2008-2010).

 

 


 Juan Martín el Empecinado, y la Guerra de la Independencia en Guadalajara, el libro, pulsando aquí

 

 

   Recuerdo muy bien el aspecto de aquellos miserables pueblos asolados por la guerra. Las humildes casas habían sido incendiadas primero por nuestros guerrilleros para desalojar a los franceses, y luego vueltas a incendiar por estos para impedir que las ocuparan los españoles. Los campos desolados no tenían mulas que los arasen, ni labrador que les diese simiente, y guardaban para mejores tiempos la fuerza generatriz en su seno, fecundado por la sangre de dos naciones. Los graneros estaban vacíos, los establos desiertos, y las pocas reses que no habían sido devoradas por ambos ejércitos, se refugiaban flacas y tristes en la vecina sierra. En los pueblos no ocupados por la gente armada no se veían hombre alguno que no fuese anciano o inválido, y algunas mujeres andrajosas y amarillas, estampa viva de la miseria, rasguñaban la tierra con la azada, sembrando en la superficie con la esperanza de coger algunas legumbres. Los chicos, desnudos y enfermos, acudían al encuentro de la tropa, pidiendo de comer.

   La caza, por lo muy perseguida, era también escasísima, y hasta las abejas parecían suspender su maravillosa industria. Los zánganos asaltaban como ejército famélico las colmenas. Pueblos y villas, en otros tiempos de regular riqueza, estaban miserables, y las familias de labradores acomodados pedían limosna. En la iglesia, arruinada o volada o convertida en almacén, no se celebraba oficio, porque frecuentemente cura y sacristán se habían ido a la partida. Estaba suspensa la vida, trastornada la Naturaleza, olvidado Dios.

Juan Martín el Empecinado.

Benito Pérez Galdós

 

Detalles del Libro

  • ASIN ‏ : ‎ B0D6KJ4DVT
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 330 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8327882324
  • Peso del producto ‏ : ‎ 494 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 2.11 x 21.59 cm

 

 


 Juan Martín el Empecinado, y la Guerra de la Independencia en Guadalajara, el libro, pulsando aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario