sábado, marzo 11, 2023

FÉLIX ALVIRA MARTÍN

 

 EL CASTILLO DE GUIJOSA

Con Saturnino Calzadilla y Félix Alvira, al fondo

 

      Es Guijosa uno de los numerosos pueblos que, en tiempo pasado, pertenecieron al extenso ducado de Medinaceli, que por esta parte de la provincia de Guadalajara se extendió desde la emblemática villa soriana hasta las cercanías de Molina de Aragón, por un lado; ocupando parte del antiguo partido judicial de Sigüenza por el otro, e incluso adentrándose en el de Cifuentes.

   Sin duda fueron sus, primero señores, después condes y duques al fin, los únicos capaces de plantar cara, en cuanto a nobleza, títulos y señoríos, por debajo del siglo XVI, a los guadalajareños Mendoza, duques del Infantado, cuyos señoríos y propiedades limitaron con los de aquellos, de tamaña manera que, como ya contamos en otra ocasión, pueblos hubo en los que, como en el caso de Algora, la frontera de ambos ducados los dividió en dos.

 

  UNA HISTORIA DE GUIJOSA (Pulsando aquí)

 El Libro de Guijosa (Pulsando aquí)

 

   No fue el caso de Guijosa, tal y como hoy conocemos la población, sin duda surgida en torno a su iglesia primero y su castillo después. Guijosa, con sus hermosas torres que nos remiten a los gloriosos tiempos medievales, perteneció a la Casa de Medinaceli, después de que la reconquista de estas tierras se consolidase; que don Bernardo de Agén pusiese la primera piedra de la catedral de Sigüenza y que los reyes castellanos extendiesen sus dominios más allá de la fecunda línea que riegan las aguas del Tajo.

 

El castillo de Guijosa

   Como bien nos dejó escrito quien fuese cronista provincial, Francisco Layna Serrano, el castillo de Guijosa que hoy conocemos no puede ser más elegante dentro de su sencillez; a pesar de que cuando el Sr. Layna lo conoció, la fortaleza, o castillo, se encontraba en avanzado estado de ruina; a pesar de ello mostraba airosos muros, torres almenadas, garitones o cubos esquineros suficientes como para dar idea de lo que pudo ser en sus mejores tiempos.

   También nos apuntó el insigne historiador que, más que un castillo, bien pudo ser una casa fuerte, residencia poco menos que palaciega para sus moradores: “representativa de la antigua torre, alzada para defender una villa o granja campera, sirviendo de paso como incómoda vivienda a los señores”. Incómoda por su reducido espacio interior.

   Torres que irían dando lugar al castillo propiamente dicho. Castillo que debió de comenzar a alzarse en torno a los últimos años del siglo XIV o los inicios del XV, apuntándonos que sus dueños nunca lo llaman castillo en sus antiguos documentos, sino casa fuerte o, simplemente, casa.

   No está muy claro quien lo mandó levantar, a pesar de que todo conduce a don Íñigo López de Orozco, quien plantó sus reales por estas tierras, desde la serrana Galve de Sorbe, hasta la campiñera Hita, y aquí, en Guijosa, entre los muros del castillo, dejó sus huellas en forma de blasones, como anteriormente lo pudo hacer en el castillo de Galve, antes de que este lo reconstruyen los Estúñiga.

   El triste sino de don Íñigo López de Orozco hubo de ser cantado por los juglares de su tiempo, como buen y esforzado caballero que fue, hasta que, caprichos reales, optó por el bando equivocado, cayó en desgracia y fue ejecutado por la misma mano del rey por el que combatió, Don Pedro, a quien justa o injustamente apodaron El Cruel.

   Tras ser desposeído don Íñigo López de Orozco de la tierra, esta cayó en manos de la Casa de Medinaceli, a la que pertenecía ya en 1368, a partir de cuya fecha se concluirían las obras de las torres, caso de no estarlo.

 

Don Félix Alvira Pascual

   En la pequeña y sencilla iglesia de Guijosa, un día inconcreto del año de gracia de 1841, recibió las aguas bautismales quien con el tiempo sería uno de los más importantes banqueros y hombres de negocio de Guadalajara, don Félix Alvira Pascual. Su densa biografía nos dirá que, en su pueblo natal, y junto a su familia, dedicada a la agricultura, desarrolló la primera parte de su vida, hasta trasladarse a la capital de la provincia en la década de 1860, apenas cumplida su mayoría de edad, pasando a trabajar como escribiente a la casa de la familia Gaona, dedicada a los negocios de la banca y gestión de capitales ya que, en este tiempo, salvo la sucursal del Banco de España, no se conocían otras entidades de este tipo. La Banca Gaona gestionaba los capitales de los industriales, los grandes propietarios y, como no podía ser de otra manera, de los políticos de renombre, puesto que, en aquellos tiempos, para ser político de fama, era necesario contar con el respaldo de una buena hucha.

   Desde aquel primer oficio, don Félix pasó a ocupar puestos de mayor responsabilidad, siempre en el mundo de la banca, con familias acreditadas de Guadalajara en ese campo, hasta establecerse por su cuenta, primero como encargado de la representación de la Compañía Arrendataria de Tabacos en la capital, en la década de 1870, posteriormente, ampliando su representación.

   E introduciéndose en el mundo de la política provincial, junto a nombres como los López Cortijo de Tendilla, o los capitalinos Ceferino Muñoz y Lorenzo Vicenti.

   Primero se introdujo en la política local, siendo elegido teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Guadalajara. Más tarde, y como representante de la Unión Resinera, se introdujo en la política del partido de Molina, al que representó durante largos años en la Diputación Provincial, dejando la representación nacional del partido para su buen amigo, el también industrial de la resinera don Calixto Rodríguez.

   Cuentan que, de la nada, llegó a ser uno de los hombres con mayor poder económico en la capital de la provincia, dejando una importante herencia a quien había de sustituirle, en el mundo de la política y los negocios, su hijo don Clemente Alvira Martín, nacido igualmente en Guijosa, y quien sí que daría el paso a la política nacional, ya que, durante largos años, como el padre en Guadalajara, representaría al partido de Molina en la diputación y, después, a la provincia de Orense en el Senado.

   También cambió de nombre el negocio familiar, la Banca Alvira, establecida en una de las mejores esquinas de la calle Mayor, pasó a denominarse, al fallecimiento de don Félix, el 12 de marzo de 1917, “Hijo de Alvira”. 


 UNA HISTORIA DE GUIJOSA (Pulsando aquí)

 El Libro de Guijosa (Pulsando aquí)


Saturnino Calzadilla Martín

   A la misma familia de don Félix perteneció don Saturnino Calzadilla, tal vez, uno de los hombres de mayor ciencia y más desconocidos en la provincia de Guadalajara. Su nacimiento en Guijosa ha pasado desapercibido para ser admirado en Valladolid, ciudad a la que marchó siguiendo a uno de sus tíos, párroco de oficio.

   Con anterioridad anduvo por tierras de Granada, donde en la década de 1870 se soltó en el mundo de las letras, desgranando poemas y entrelazando historias para la prensa granadina hasta que, concluidos sus estudios, marchó a Valladolid.

   En Valladolid se hizo hombre a todos los niveles, pasando a ser uno de los representantes de la ciudad y provincia en alguna de las Reales Academias, después de doctorarse en Teología, Filosofía y Derecho Civil y Canónico, ingresando en el Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios, antes de recibir el encargo de catalogar y poner en marcha el Museo Arqueológico de la ciudad, del que fue su primer Director. También fue uno de los encargados de glosar las glorias del gran José Zorrilla y elevar al Ayuntamiento el informe que consagraría al gran poeta como uno de los vallisoletanos más ilustres de los últimos siglos.

   Don Saturnino se quedó en Valladolid para siempre, tras su fallecimiento el 7 de septiembre de 1901, muy joven todavía, puesto que nació en Guijosa apenas cuarenta años atrás.

   Sin duda, nombres, los de don Félix Alvira y don Saturnino Calzadilla, a recordar junto a los muros de un castillo elegante, en una tierra prometedora: Guijosa.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la Memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 10 de marzo de 2023

 


 GUADALAJARA, FERIAS Y MERCADOS. HISTORIA DE LAS FERIAS Y MERCADOS DE GUADALAJARA (Pulsando aquí)

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