martes, enero 21, 2020

ELENA SÁNCHEZ DE ARROJO.


ELENA SÁNCHEZ DE ARROJO. La Primera mujer Concejal de la provincia

Tomás Gismera Velasco

  
   Fue, doña Elena Sánchez de Arrojo, una de esas personas que se hacen indispensables en toda ciudad que se precie, y que parecen estar en todas partes a lo largo de muchos años. Y como doña Elena vivió la mitad del siglo XIX, y la mitad del siglo XX, hizo muchas cosas y estuvo en muchas partes, sobre todo, de la ciudad de Guadalajara, en la que pasó la mayor parte de su existencia.

   A pesar de que nació en Madrid, un frío día de San Valentín de 1857; hija de otra de aquellas mujeres que solían estar también en todas partes, doña Pascuala de Arrojo y Valdés o, como la llamaban sus íntimas, doña Pascualita, que nació en Asturias y terminó siendo sangre de la sangre de Guadalajara, en donde se casó, en segundas nupcias, con otro personaje de la vida guadalajareña, don César Tournelle.

   El padre de doña Elena, don Melchor Sánchez Santamaría, ilustre abogado madrileño, murió a tan temprana edad, el 30 de agosto de 1865, que bien pudiera decirse que su verdadero padre fue don César Tournelle y Ballagas, un militar metido a poeta en los últimos años de su vida, que fue profesor del rey Alfonso XII, introdujo a su familia en el ambiente de la Casa Real y metió a doña Elena el gusanillo de la poesía. Hombre que pasó por la Academia de Ingenieros Militares y que se trajo a Guadalajara a algunos miembros de la familia que, como doña Elena se quedaron por aquí.

   Antes del arribo de doña Elena Sánchez de Arrojo a Guadalajara pasó unos años por la Manila filipina, cuando aquellas tierras pertenecían a la corona española. Doña Elena contrajo matrimonio con un militar de rango que fue allí destinado, don Víctor Martínez Cardenal, y que por allí se dejó la vida. Y en Filipinas se distinguió igualmente su hermano, don Emilio, que alcanzó el grado de comandante y sus heroicidades en Cavite fueron galardonadas con la Laureada de San Fernando quien, herido en guerra, se retiró a Mora de Toledo, donde murió a consecuencia de las heridas recibidas en la antigua tierra española, a los 44 años de edad, el 12 de octubre de 1898. Don Emilio quien, como Blas de Lezo, perdió en combate una pierna, un brazo y un ojo.

   Viuda regresó doña Elena a Madrid, asentándose, en los inicios del siglo XX, en Guadalajara, al lado de alguno de sus hijos, militares de profesión y profesores en la Academia de Ingenieros antes de ocupar otros cargos, entre ellos, don Víctor Martínez, quien llegó a ser uno de los pilares de la Guadalajara intelectual del primer tercio del siglo XX, y a quien se deben, entre otras iniciativa señaladas, la de la creación del “Día de Guadalajara”, o del día de amor a la provincia, que terminó siendo el origen de la Casa de Guadalajara en Madrid a través de la cual quienes se encontraban fuera de la provincia podían continuar manteniendo la relación, y el espíritu, y tanta cosas más, hacía la historia y cultura de sus lugares de nacimiento.

  Por cierto, que doña Elena, junto a don Miguel de Castro, compusieron la letra del Himno a Guadalajara, que durante años se cantó ensalzando a la ciudad, musicalizado por los maestros Román García y Cayo Vela.
Amad con fervor a esta Alcarria querida
cifrad vuestro amor, en verla enaltecida…

   Perteneció, doña Elena Sánchez de Arrojo, al círculo de damas de la reina Victoria Eugenia, lo mismo que lo fue su madre, colaborando en la creación de las damas de la Cruz Roja, o de enfermería, como se llamó por entonces al cuerpo ideado por la reina, para atender a los muchos heridos de las guerras coloniales, y del África; que no nos faltaron guerras a las que mandar médicos y enfermeras en los años finales del siglo XIX y el primer tercio del XX.



   También fue, doña Elena, escritora de manual. A ella se deben algunos de los utilizados por las enfermeras de la Cruz Roja, ante todo el que llevó por título: “El Consultor de la Dama Enfermera”, popularizado a través de una reciente serie de televisión en la que la reina enviaba a sus damas a fundar hospitales en la guerrera África hispana. También dio a la imprenta algunos tratados de puericultura, no pocos libros de cuentos y una novela “El Padre Mabuti”, que ambientó en la Filipinas que se le quedó atrás. Y escribió alguna que otra pieza de teatro y, por supuesto, colaboró con todos los periódicos provinciales y, como poetisa que fue, sus poemas vieron la luz, prácticamente con periodicidad semanal, en la prensa guadalajareña hasta los días previos a su fallecimiento.

   Igualmente, junto a doña Concepción Aparicio Bueno, mujer que fue de don Salvador de Prado –Director del Brianda de Mendoza-, fundadora de la Cruz Roja Provincial; ya venía siendo Dama de la institución, junto a la reina y algunas infantas de la Casa Real; de la misma manera que pertenecía a la Junta de Damas del Hospital de la Princesa, y una docena de instituciones más, sociales las unas y religiosas las otras. Por demás, fue la primera mujer en ocupar una concejalía en un Ayuntamiento de la provincia, en el de Guadalajara, la de Beneficencia y Sanidad en 1927, siendo alcalde de la ciudad don Fernando Palanca.

   Quedó, a la temprana muerte de doña Concepción Aparicio, como Presidenta de la Cruz Roja Provincial, y recibió títulos, cruces, honores y encomiendas, en recompensa a sus muchas acciones.
   De su mano pasearon por Guadalajara las infantas Isabel de Borbón –La Chata-, y su hermana Paz, que fueron madrinas de bautismo de alguno de sus nietos en nombre de la reina, a quien dedicó alguna de sus obras y quien presidió alguna de sus fundaciones, entre otras, el Sindicato Obrero Femenino.

   Vivió tantos años, en Guadalajara sobre todo, que vio morir a hijos, nietos y amistades. Y también conoció la muerte del rey Alfonso XIII y el exilio de su buena amiga, la reina Victoria Eugenia. 

   Los últimos años de su vida los pasó escribiendo poesía. Una poesía casi mística que la acompañó hasta el 28 de junio de 1947, el día en que murió en su casa de la plaza de Boixareu Rivera (antes de Jáudenes), número 27 principal, de Guadalajara, a los 90 años de edad, para recibir sepultura en su cementerio, al día siguiente. 

   Elena Sánchez de Arrojo; escritora, poeta, activista social, concejala municipal y Presidenta de la Cruz Roja de Guadalajara, nació en Madrid el 14 de febrero de 1857; falleció en Guadalajara el 28 de junio de 1947.

En Gentes de Guadalajara: Henaresaldia.com  


1 comentario:

  1. Fernando Martinez Dalmau16 de agosto de 2023, 13:02:00 GMT-7

    Muchas gracias por el cariñoso recuerdo de mi antepasado y agradecerles que este trozo de la historia de España se pueda compartir , muy agradecido por su artículo. Muchas gracias .

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